Perdonad la escasez de actualizaciones, dispongo de poquísimo tiempo libre. Sí, sé que suena a excusa barata empleada para justificar una excesiva ociosidad, pero no es éste el caso. Me encuentro enfrascado en un complejo proceso de independización (¡yuhu!), que unido al ineludible compromiso laboral nocturno forma un cóctel agotador para mi pobre cuerpo. Aún así, y tras mucho tiempo buscándolas, he hallado por ahí algunas horas muertas que he empleado en terminar de ver la gran serie que ahora paso a comentar: Death Note.
La humanidad es violenta, lo ha sido desde que dio sus primeros pasos en el mundo. Su violencia empezó siendo primigenia, salvaje, y por ello comprensible en su contexto, pero fue tomando diferentes ramificaciones más sutiles conforme el humano desarrollaba su intelecto, derivando en muchas otras formas, como la violencia verbal o la psicológica.
Todas ellas, afortunadamente, son punibles, pero ¿quién no ha fantaseado alguna vez con darle una paliza a alguien? Todos tenemos el típico conocido odioso, o el jefe despreciable, pero no una varita mágica para cobrarnos venganza por una afrenta recibida. ¿Y si con un simple nombre en una libreta pudiéramos acabar subrepticiamente con el ser odiado? Es inhumano, pero tan tentador...
Esta es la historia de alguien que cae en esa tentación: Light Yagami, un estudiante de secundaria a cuyo poder va a parar el cuaderno de un Shinigami. Basta con escribir el nombre de una persona en él, pensar en su rostro, y a los 40 segundos caerá víctima de un ataque cardíaco. Pero eso no es todo, ni mucho menos. El cuaderno es mucho más complejo que eso, permite muchas formas de matar, y él las descubrirá, creará un mundo libre de injusticias. Él, sólo él, Yagami Light, el Dios del nuevo mundo. Claro que no todo será tan fácil en el camino del nuevo Dios. Las muertes de criminales no pasan desapercibidas, con lo que pronto todas las autoridades mundiales irán tras su rastro con el detective más brillante del mundo al frente: L.
La trama de Death Note se presenta suavemente, pero eclosiona pronto, justo al primer uso del cuaderno, como si tirara del extremo de un lazo que al deshacerse liberase un imparable alud de intrigas y traiciones conducidos básicamente por el perseguidor y el perseguido: Light y L, los dos muy parecidos, los dos muy diferentes. El primero es un tipo frío, alguien que juega con las vidas de los demás con la arrogancia del Dios que cree ser, pero a la vez con el noble (y quimérico) objetivo de limpiar el mundo de maldad; el segundo es una persona excéntrica y hermética que tampoco se anda con ningún rodeo con tal de llevar su investigación a buen puerto. Sólo tienen dos cosas en común: son jóvenes y muy, muy listos.
El choque de esas dos inteligencias lleva al espectador a contemplar un desenfrenado juego del ratón y el gato, aunque más acertado sería decir Rasca y Pica, pues aquí no hay línea que separe al perseguidor y al perseguido. No hay gato ni ratón, sólo reyes y peones en un complejo tablero de ajedrez. Por eso Death Note es tan apasionante, por eso está tan justificado su éxito.
Una vez más el estudio Madhouse (Hajime no Ippo, Beck...) ha vuelto a hacerse acreedor de un puesto en el olimpo del anime con otra magistral adaptación de un manga, rayando siempre en niveles notables a todos los aspectos, si bien la animación y el dibujo flojean en ocasiones. Tan bueno es el trabajo de Madhouse que hasta es considerado por muchos superior a la obra original (hecho sobre el que no puedo dar mi parecer).
Resumiendo: 37 episodios llenos de suspense que nadie debería perderse. Desgraciadamente los chicos de AnimeUnderground sólo llegaron a subtitular cinco (fue licenciada con premura), pero son muchos los grupos que se lanzaron a completarla o están en ello. Mirad en estos dos sitios.
En fin, me despido hasta quién sabe cuando, supongo que ya hasta el mes que viene. A ver si logro estabilizar mi vida y pongo más dedicación en esto.
A cuidarse.