lunes, diciembre 31, 2007

Ding, dong

El día de hoy pone punto final a un año que será difícil de olvidar, un año de mucho trabajo y del que destaco sobre todo mi liberación paterna. Desgraciadamente el camino hacia la madurez también ha traído consigo una cada vez más acentuada dejadez del blog.

Es algo que tarde o temprano tenía que pasar, y que ignoro si será o no pasajero, pero que desde luego es lógico y hasta necesario. No nos engañemos, posiblemente nunca vuelvan los tiempos del post semanal, mas si espero retomar en cuanto pueda la sana costumbre de ver anime; o incluso puede que abra el blog a nuevos sectores del ocio, tal y como ya hice puntualmente con la literatura. Quién sabe.

Lo que está claro es que para alcanzar una regularidad deberían darse ciertas condiciones, como cambiar el trabajo de noche por uno que me permita dormir sin tener que alterar constantemente mis bioritmos. Y ése es, precisamente, uno de mis objetivos para el año que viene cambiar de curro. Si aparte me echo una novia dulce y que esté buenorra (al menos una de las dos cosas) pues mejor que mejor. También debería comentar Tsubasa Chronicle, pero para eso tengo que verme con muchas fuerzas. De hecho hace un par de meses empecé a escribir tan esperada reseña (verídico), pero la dejé aparcada en cuanto me encontré buscando el teléfono de mi psiquiatra.

En fin, nada mejor para acabar 2007 que un chiste fácil. Me despido deseándoos un feliz y productivo 2008.

Sed buenos. Siempre.