lunes, noviembre 27, 2006

El Go de Hikaru

Un sábado más acudo a mi cita tras algunos retrasos imprevistos. Espero poder mantener esta media regularidad siempre, aunque me parece difícil. Sea como sea aquí os traigo una nueva reseña, esta vez la de Hikaru no Go.

Un día lluvioso, el joven estudiante Shindou Hikaru se refugia con una amiga en el desván de su abuelo. En él encuentra un tablero de Go (un juego popular en Asia) que llama su atención a pesar de no haber jugado nunca. Cuando el chico se agacha para verlo de cerca, descubre una mancha roja, y una fulgurante luz surge detrás suyo. Entonces se desmaya. Cuando recupera el conocimiento descubre que ha sido poseido por un espíritu muy particular: el del del mejor jugador de Go de todos los tiempos.

Recuerdo con nostalgia cuando fue mi primer contacto con Hikaru no Go. Fue una de las primeras veces que visité AnimeUnderground, cuando todavía lo hacía sólo para bajar Naruto (entonces el relleno todavía no existía, que tiempos...). No la presté atención en ese momento, posiblemente porque la temática, a simple vista, no me atrajo, y también porque en esa época no era el devorador insaciable de anime que soy ahora. No podía imaginarme que, años después, me atraparía de la manera que lo ha hecho.

Imaginaos que estáis viendo una partida de ajedrez televisada, e imaginaros que se juega a un ritmo endiablado, y que podéis escuchar los pensamientos de los jugadores, de los que conocéis su carácter, su vida, sus rivalidades y temores. En definitiva, imaginaos que os divierte. Pues Hikaru no Go viene a ser eso.

Cierto es que la historia es menos creible que la sonrisa de un político mientras besuquea viejas en un mercado para promocionarse, pero todos sabemos que eso es casi lo de menos en cualquier anime. La trama engancha, mucho. Me ha resultado meritorio que se logre entretener tanto con un juego tan parsimonioso como el Go, pero claro, supongo que cuando tienes unos buenos personajes basta con ponerlos en cualquier tesitura y añadir algo del dramatismo tan típico de los animes para que funcione. Seguro que hasta el cricket resultaría apasionante de este modo.

Hikaru no Go no abandona la fórmula típica de cualquier anime deportivo, sino que la adapta de forma magistral al mundo de los tableros y las fichas. Capítulo a capítulo el espectador se empapa de movimientos, formaciones, tácticas, y lo hace sin que su interés decaiga nunca. Cierto es que tiene algún bajón, pero es de poca importancia y sobradamente compensado por el resto. Es gratificante ir aprendiendo poco a poco la mecánica del juego, así como ser testigos del crecimiento de los personajes, sobretodo del protagonista, ayudado por el Sai, el espíritu que le acompaña, y de su rival, ayudado por la determinación a ser mejor que él.

Me gustaría alabar técnicamente las partidas, pero como mi nivel de Go es mínimo, me es imposible, así poco más tengo que decir salvo algo de los aspectos superficiales. En este aspecto la animación es bastante mediocre en la mayoría de los capítulos, pero cumple, y el dibujo en general mantiene siempre un buen nivel. La música por su parte no es muy variada, pero acompaña fantásticamente, destacando aquellas que surgen en medio de las partidas y les dan un aire trascendental que queda muy bien. A destacar sobretodo el primer opening, Get Over, y los dos últimos endings, Days y Music is my Thing.

Concluyendo: 75 episodios, un OVA y una película en los que se puede invertir el siempre valioso tiempo sin miedo a tirarlo. Lástima que, como casi siempre, se queden cortos. Si queréis verla podéis recurrir a la versión que hicieron en su día los entes de AnimeUnderground. No es tan buena como las que hacen ahora, pero está bastante bien.

En fin, con esto he terminado. Sed malos.



sábado, noviembre 18, 2006

El primer paso

Diría que tardo en actualizar porque estoy trabajando seis días a la semana, pero como la razón más poderosa oculta tras eso (que es verdad, dicho sea de paso) es que estoy vago, no me parapetaré en ninguna explicación redundante. Me limitaré a disculparme y a dejaros con una nueva reseña, la de Hajime no Ippo.

Ippo Makunoichi es un joven estudiante que, por tímido y retraído, no tiene amigos, ni vida social, y es considerado el marginal de la clase. Eso le hace ser presa fácil para los matones del instituto, y por ello es víctima periódica de sus puñetazos y patadas. Eso es hasta un buen día en que un boxeador aparece ante él y le libra de sus abusones con una magnífica demostración de habilidad. Desde ese momento le pica la curiosidad por tan duro deporte.

He de dar las gracias al estudio Madhouse (Beck, Black Lagoon, Paradise Kiss...) por haber hecho una adaptación tan magnífica del manga en el que se basa, porque disfruté como un enano viéndola, quizá más que con ningún otro shounen deportivo.

Y es que cuando pones en los cimientos a un protagonista encantador (aunque algo pusilánime), y construyes sobre él una bonita casa con unos secundarios geniales, da igual de que color pintes el tejado, da igual que el hilo argumental siga las líneas maestras de cualquier producción del estilo. Sólo querrás ver el siguiente combate, sólo desearas ser escuchar el griterío del estadio, sumergirte en el ring para sentir el fulgor abrasador de los focos como si cayeran sobre tu propia piel, el sudor de los combatientes como si fuera tuyo propio, la sangre de sus bocas como si de tus encías manara.

Técnicamente la serie está a la altura de lo que merece, mostrando una animación sin altibajos notables que tiene su auge, como es de esperar, en los frenéticos enfrentamientos. Es en ellos donde realmente se nota la mano de los responsables de Beck: el público no anima, ruge; los puños no golpean, chocan, el sudor no brota, fluye. Uno casi puede sentirse en el estadio hasta el punto de sobrecogerse por tal despliegue de emociones proyectadas al unísono. El mayor ejemplo de esto llega casi terminada la serie con el episodio llamado "Lallapallooza". Me entenderéis si lo veis.

La música juega un papel muy importante en todo el anime y hace que se encoja el corazón en los momentos más críticos, pero sólo puedo destacar los openings, sobretodo los dos primeros. El resto simplemente cumple el expediente.

Hajime no Ippo no habla de estrellas, habla de deportistas, personas intentando destacar cuya lucha más importante es la que tienen día a día consigo mismos para seguir adelante pese a los obstáculos y volver a levantarse tras cada K.O. Por esto, por lo ya explicado, y por más cosas que no se pueden explicar, recomiendo fervorosamente el visionado de esta maravilla. Claro que no he comentado lo único malo, algo que suele pasar y que fastidia mucho, que allá donde termina el anime, tras 76 episodios, un OVA y una película, sigue el manga, y sigue mucho. Ya sabéis lo que toca en estos casos...

No me gustaría despedirme sin antes destacar la gran labor que Gokuraku Fansubs y Meiji no Fansub hicieron con esta serie. Disfrutadla.



jueves, noviembre 02, 2006

Cuando lloran las cigarras

Soy consciente de que el lapso entre la última actualización y ésta ha sido ligeramente superior al habitual (que ya es grande de por sí), pero ha habido algunos cambios en mi vida laboral y estoy especialmente perezoso para según que cosas. Lo único que puedo hacer en este punto es comentar otra serie e intentar volver paulatinamente a la normalidad. Hoy le toca a Higurashi no Naku Koro Ni, una hermosa historia que calmará vuestros espíritus y alegrará vuestros corazones...

La acción nos sitúa en Hinamizawa, una pintoresca localidad nipona que estuvo a punto de desaparecer bajo las aguas de una presa que al final no se construyó gracias a la presión popular. Pocos años después de ese incidente, un chico llamado Keichi Maebara se muda con sus padres al pueblo, donde parece encontrar la felicidad. Pero Keichi no tardará en cambiar su opinión sobre Hinamizawa, pues pronto descubre que espantosos acontecimientos están teniendo lugar año tras año, y que todos están relacionados de algún modo con el incidente de la presa y con la deidad local: Oyashiro-sama.

El Studio DEEN (Fate/Stay Night) vuelve de nuevo a la carga con otra adaptación de una exitosa aventura conversacional para PC, pero esta vez con la intención de hacernos vomitar estremecer, ya que estamos ante la serie más gore que me he echado a la cara desde Elfen Lied (habrá habido otras, pero yo no las he visto).

La trama de Higurashi no Naku Koro ni está ordenada (o desordenada, depende de como se mire) en Arcs argumentales, cada uno de 4 episodios. No estoy muy familiarizado con estas cosas pero un Arc viene a ser, básicamente, la misma historia contada desde un punto de vista diferente y desemboncando, por lo tanto, en un final distinto (aunque no necesariamente). Esta herencia le viene del juego de PC y, por lo menos a mi, me resulta novedosa, ya que en vez de elegir uno o varios Arcs y mezclarlos para formar una sola historia, como sería el caso de Fate/Stay Night, se ha optado por contarlos por separado. Esto desemboca, inevitablemente, en una frecuente sensación de deja vu que llega a resultar cansina, sobretodo en el primer episodio de cada Arc. pero que deja de tener importancia conforme avanzan.

La mezcla de Lolis, humor, misterio y gore me resultó chocante al principio por sus violentos contrastes (nunca mejor dicho), pero luego no pude desengancharme. Nada es lo que parece, nadie es de fiar, ningún sitio es seguro. Con estas máximas Higurashi no Naku Koro ni consigue envolver al espectador en un aura de constante tensión, aun en la más inofensiva de las escenas. El peligro se esconde en cada esquina, en cada persona, en cada objeto, llevando a la desconfianza, que conduce a su vez al miedo, y después a la locura, que saca lo peor del ser humano.

En su lista de defectos podría destacar la ausencia de Arcs relevantes, lo que deja la historia inconclusa; algunos capítulos aburridos; un apartado visual agradable pero algo extraño; una animación normalita y una música que no destaca en especial salvo en los excepcionales temas que dan entrada y salida a la serie. El opening, "Higurashi no Naku Koro ni", ya es en sí mismo lo suficientemente perturbador como para dar una idea de lo que vendrá tras él; por su parte el ending, "Why or Why Not", es como la calma que sigue a la tempestad, un breve momento de paz donde reflexionar y buscar respuestas (o formular más preguntas, que es lo que solía hacer yo). Aquí añado que tampoco me gustó nada el "final", y menos aún cierto momento "Samurai Champloo". Supongo que la mayoría de empleados estaban ya de baja por depresión y tuvieron que acabar la serie de cualquier manera, pero seguro que había formas menos estúpidas de hacerlo.

En fin, un anime que vale la pena ver a quien tenga estómago para ello y disfrute con el sufrimiento ajeno. Claro que también se puede ver por su interesante historia, allá cada uno :P.

Podéis disfrutar (o sufrir) los 26 capítulos de esta inquietante serie de la mano de un fansub guiri que la terminó hace un un tiempo: Wind. En español sólo conozco la versión de Koseidai, un fansub que lo hace la mar de bien pero que sólo va por el 8.

Hasta la próxima.